Son las 6 (una semana después)

Mi gata se despierta de su sueño, se estira, me mira. Con esa mirada me pregunta porque son las 6 y todavía no me fui a dormir, es que me levanté tarde y el sueño todavía no vino a buscarme, vos sabés que no me gusta desaprovechar las noches, le digo mientras la miro a los ojos. Frota su cabeza en mi pie, va a comer sus copitos de pescado y vuelve dale, tengo sueño y me quiero acostar entre tus piernas; vos mañana volvés a cursar después de varios meses y esto no puede seguir así.

Es verdad, me mal acostumbré a ver madrugar despierto y vivir con los horarios cambiados como cuando tenía 19 años.

Vamos, Venus.