¡¡¡La abuela hizo rosca!!! festejó mi mamá para darme una sorpresa sobre la receta clásica de mi abuela para las Pascuas. Y el festejo creo que también quiso decir algo más que el hecho de que fuésemos a comer esa masa decorada que es una fiesta para las papilas gustativas.
El año pasado no hizo rosca porque estaba muy cansada, nos dijo. Y claro, con las operaciones, las inyecciones y el dolor en los huesos me imagino que iba a estar lo suficientemente cansada como para pasarse horas en la cocina sacando del horno las quichicientas roscas que hace para todo el mundo. La única beneficiada fue mi hermana que vino de visita desde España, que se la llevó a los pocos días sin que yo pudiese hacer más que mirar cómo la guadraba en la valija. Bien merecida se lo tiene.
Lo bueno es que la única diferencia con el año pasado no solo es que mi abuela volvió a hacer la rosca más rica del mundo sino que, también, hace varios meses estoy cumpliendo uno de mis pendientes: acercarme más a ella y darle valor a todo lo que vivió (y vive), que a sus ochentipico no es poco y me ayuda a mantener la cabeza abierta sin cerrarme a los únicos 24 años que viví.
Y si el festejo quiso decir lo que no me animo a escribir, prefiero ni pensarlo.
El año pasado no hizo rosca porque estaba muy cansada, nos dijo. Y claro, con las operaciones, las inyecciones y el dolor en los huesos me imagino que iba a estar lo suficientemente cansada como para pasarse horas en la cocina sacando del horno las quichicientas roscas que hace para todo el mundo. La única beneficiada fue mi hermana que vino de visita desde España, que se la llevó a los pocos días sin que yo pudiese hacer más que mirar cómo la guadraba en la valija. Bien merecida se lo tiene.
Lo bueno es que la única diferencia con el año pasado no solo es que mi abuela volvió a hacer la rosca más rica del mundo sino que, también, hace varios meses estoy cumpliendo uno de mis pendientes: acercarme más a ella y darle valor a todo lo que vivió (y vive), que a sus ochentipico no es poco y me ayuda a mantener la cabeza abierta sin cerrarme a los únicos 24 años que viví.
Y si el festejo quiso decir lo que no me animo a escribir, prefiero ni pensarlo.
1 comentario:
Qué lindo.
Hay que valorar más las experiencias de nuestros abuelos y padres. Hay que acercarse más porque cuando uno menos lo espera, esa persona ya no está.
Disfrutá!
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