Antes de que la novela estuviera concluida, Fumiko también se había enterado de que Otoko había terminado con él y se había marchado a Kyoto. Si le daba a transcribir los originales reabriría las heridas de sus celos y de su dolor; pero hacer lo contrario significaría tratar el asunto como algo secreto. Oki estaba perplejo, pero finalmente decidió entregarle el manuscrito; entre otras cosas, porque quería confesarle la verdad. Ella lo leyó inmediatamente.
-
- Debí haberte dejado partir -le dijo-. No sé porqué no lo hice.
-
- Debí haberte dejado partir -le dijo-. No sé porqué no lo hice.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario