mayo 10, 2007

Vericidio I

Son esas verdades asesinas, crueles, tóxicas; esas que te matan de un sólo golpe y todavía te quedás pensando porqué fue eso.


Antes de que la novela estuviera concluida, Fumiko también se había enterado de que Otoko había terminado con él y se había marchado a Kyoto. Si le daba a transcribir los originales reabriría las heridas de sus celos y de su dolor; pero hacer lo contrario significaría tratar el asunto como algo secreto. Oki estaba perplejo, pero finalmente decidió entregarle el manuscrito; entre otras cosas, porque quería confesarle la verdad. Ella lo leyó inmediatamente.
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- Debí haberte dejado partir -le dijo-. No sé porqué no lo hice.

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